* Autor: Alessandro Vianna (BR)- Psicólogo clínico.
Los profesionales de la salud estiman que en el Brasil, cerca de 10 millones de hombres sufren de depresión. La mayoría de ellos, es capaz de admitir que la vida "es aburrida", pero sólo una minoría se atreve a reconocer que hay algo mal con sus emociones. Y es que esto sería visto como un signo de debilidad, una "cosa de mujeres". Histórica, aunque erróneamente, el hombre se ve a sí mismo como el gran cazador, guerrero, que nunca puede ser distraído o debilitado. Pero, en todo el mundo, los hombres intentan suicidarse cuatro veces más que las mujeres, y con mayores posibilidades de éxito.
Durante muchas décadas, tal vez siglos, la sociedad ha visto los síntomas de la depresión como "feminizados" y por eso nos han engañado para que pensemos que la depresión es "un problema de mujeres". No estamos dispuestos a aceptarlo en los hombres a menos que veamos claramente la misma serie de síntomas en ellos.
El problema es que los signos de depresión que normalmente se ven en las mujeres, son menos comunes en los hombres. Los notamos en las mujeres especialmente cuando exploramos sus sentimientos. En los hombres, es poniendo atención a su conducta. En resumen: las mujeres sienten su depresión; los hombres actúan con ella.
Las estadísticas muestran que para cada dos mujeres, hay un hombre con depresión. Cuando las mujeres se sienten tristes, buscan contacto con amigos o buscan algo alternativo; mientras que los hombres liberan su depresión a través de la frustración, el aislamiento y la ira. Se vuelven irritables, hundiéndose en su "caparazón" y dando a sus vecinos "silencio como respuesta". Es este disfraz el que caracteriza la depresión masculina.
Lo que los distingue no es su vulnerabilidad a la depresión, sino su incapacidad para admitirla. Mientras que las mujeres acuden al médico ante los primeros síntomas de la enfermedad, los hombres solo buscan tratamiento cuando la depresión ya se encuentra en una etapa avanzada; lo que configura una conducta de alto riesgo: la depresión aumenta a más del doble, las posibilidades de que los hombres desarrollen cardiopatías, cáncer, diabetes y otras enfermedades, además de provocar un envejecimiento masculino más acelerado y deficiencia de testosterona.
Ser despedido del trabajo, puede ser tan devastador como la muerte de uno de los padres. Es la personalidad histórica del hombre: el gran cazador y proveedor, que nunca puede ser defraudado.
En la depresión, la mayoría de los hombres recurren al alcohol para camuflar la tristeza y su uso constante, solo empeora los síntomas problemáticos. Ya otros recurren al tabaquismo, las drogas, el sexo compulsivo.
Las esposas, madres e hijas de hombres deprimidos necesitan toda la ayuda que puedan conseguir para superar esta dificultad, ya que esta convivencia es muy difícil. También frustran y molestan a quienes más los aman. Es como si sintieran la necesidad de culpar a alguien más por su depresión, y aquellos que más los aman son los blancos más fáciles. Lo mejor que pueden hacer por la persona deprimida es, por supuesto, comunicar amor y aceptación con todas las fuerzas que puedan, porque él no eligió estar deprimido. Las mujeres necesitan entender que la mala conducta de un hombre es la causa de su depresión, no él mismo. Es importante que los hombres sepan que la depresión no es un signo de debilidad, sino un problema humano para el cual existe atención y tratamiento. Ignorarlo o no aceptarlo es sin duda la peor alternativa.
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